viernes, 6 de marzo de 2009

APEGO Y VINCULO

Apego: primeros vínculos.

Vínculo es todo aquello que nos une a otro, que hace al otro significativo.
Apego puede ser sinónimo, pero algunos lo reservan para el vínculo cuidador-niño, y otros sólo al vínculo del nacimiento.
Tan importante como el pensamiento, por el cual nos autodenominamos Homo Sapiens, es nuestra capacidad de generar vínculos y apego. Constantemente buscamos a los demás y nos enamoramos, emparejamos, formamos familias, grupos, comunidades y sociedades.
El pensamiento tiene su base en la corteza cerebral, gracias a las infinitas posibilidades de contacto de las neuronas. Mas profundo en el cerebro, se ubica el sistema límbico. Está formado por múltiples centros o núcleos de neuronas que liberan hormonas y neurotransmisores que actúan sobre el cerebro y todo el cuerpo. Se encarga de hacernos distinguir placer y dolor, de transmitir emociones, y motivar el vínculo. Da sentido a la vida, y tiene un rol predominante en la reproducción, lactancia, crianza, amistad y amor, contribuyendo a la supervivencia y crecimiento de los individuos y la humanidad.
El pensamiento se enriquece y estimula con los aportes del sistema límbico en la interpretación del mundo y la orientación que le imprime, y retribuye con la búsqueda conciente de las mejores condiciones para el placer y la expresión de las emociones.
En equilibrio y armonía son fuente de felicidad y salud, y expresan nuestra capacidad de amar.
La desarmonía, en cambio, genera desadaptación, patología y dificultades en la expresión del amor (violencia y depresión).

Vínculo madre-bebé

Las estructuras del cerebro se desarrollan y conectan fundamentalmente durante la gestación y primeros años de vida, cuando madre y bebé conviven en estrecha relación.
El vínculo que establece una madre, familia y sociedad con sus bebés en formación determinan los cuidados del período y definen gran parte de la forma de ser, pensar y amar de los individuos.
Las sociedades promueven la interrelación, pero sus costumbres, creencias y rituales pueden favorecer o alterar el vínculo, determinando los grados de cohesión y violencia social. Las culturas que promueven el vínculo (lactancia prolongada, crianza conjunta, etc.) tienen menos violencia.

Gestación y nacimiento del amor

Madres y bebés estamos biológicamente vinculados desde muy temprano. Lo que nos ocurre durante esta intensa relación determina lo que seremos como personas.
Siendo aún un feto de 3 meses, la mujercita tiene todos sus oocitos (huevitos de los ovarios con sus ADN). La mujercita los lleva durante todo su desarrollo fetal, infantil y adolescente, y algunos maduran a óvulos durante su vida fértil. Son todos sus posibles bebés futuros. Madres y (posibles) bebés comparten las experiencias del desarrollo y se ven afectados por ello.
La alimentación, educación, afecto, y estímulos que reciban, las harán mejores madres, más sanas, y mejor vinculadas con sus bebés.
El ambiente social y los juegos de habilidades y rol (papá y mamá, muñecas que den pecho y no mamaderas, etc.), favorecerán el desarrollo del vínculo.
En la adolescencia, la libertad y el apoyo que reciben, con canales de comunicación adecuados, son esenciales para la definición de habilidades e intereses, y la elección de amistades y parejas. La conciencia del vínculo tempranamente presente puede y debe ser una guía para la crianza.
Una gestación planificada vs. una gestación no buscada o no deseada no da lo mismo. La diferencia está en el vínculo. La mujer que decide tener un bebé opta por una alimentación y vida más sana, evita sustancias nocivas, controla su salud, y vive un estado anímico que favorece la liberación de sustancias que pueden influir positivamente en la fecundación, nidación y desarrollo del embrión en el útero.
Los estudios de bebés no deseados, o que no consiguen establecer un vínculo adecuado con su madre, muestran menor desarrollo, patología más frecuente, maltrato y abandono, con mayor riesgo de suicidios, violencia y delincuencia. Para la mujer, es una situación dolorosa que puede conducir a depresión u otros trastornos. Decidir tener un bebé, es decirle: “te quiero” por primera vez, y favorecer desde ya su crecimiento.
Durante la gestación, la comunicación madre-bebé es más intensa y evidente. El feto puede percibir sonidos, movimientos, tacto y dolor, oler, gustar y ver en la penumbra del útero. Aprende y recuerda. Madre y bebé reciben juntos los estímulos, y comparten reacciones y emociones a través de las sustancias liberadas en la sangre. El bebé conoce así a su madre y, a través de ella, el mundo que les rodea.
Si hay salud y armonía, la madre transmite mensajes coherentes con lo que sucede, el bebé aprende de ello, y se estimula el crecimiento cerebral en presencia de sustancias positivas para el desarrollo como dopamina, serotonina y occitocina.
En situaciones de stress intenso y prolongado, se libera cortisol, que puede retardar el crecimiento cerebral. La mujer puede descuidar la salud y su vinculación afectando al bebé. Las consecuencias de situaciones que ocurren durante los períodos de formación pueden ser permanentes, lo que se llama programación.

El bebé por nacer

La ocitocina provoca las contracciones durante el trabajo de parto. Simultáneamente libera endorfinas, que disminuyen el dolor, y estimula el vínculo que ayuda a soportarlo. Madre y bebé responden al dolor liberando adrenalina que controla las contracciones, permitiéndoles buscar posiciones y condiciones más favorables. Ambos, coordinados y comunicados en su fisiología, pueden controlar y dirigir el avance. Requieren un ambiente favorable, libertad de movimiento, compañía apoyadora.
El miedo, ansiedad o un ambiente inadecuado pueden alterar esta relación, y el dolor transformarse en sufrimiento. Para manejar el dolor se recomiendan masajes, música, inmersión en agua, etc. La anestesia impide el movimiento, obliga al uso de occitocina endovenosa que no tiene efecto vincular, y desconecta a madre y bebé, aumentando los nacimientos por cesárea y fórceps.
El efecto de las hormonas se va acumulando durante el trabajo de parto. Madre y bebé se sienten unidos en una ardua tarea que los compromete en todas sus dimensiones. En las inducciones, cesáreas, o ambientes inadecuados no se dan las condiciones para conseguir esta situación.

El nacimiento

El efecto hormonal del trabajo de parto alcanza altos niveles en el nacimiento, en que se agrega prolactina, ACTH, noradrenalina, entre muchas otras. Este “coctel” hormonal termina de generar un estado de madre y bebé ideal para una situación de apego, un reencuentro de amor al nacer, donde puede establecerse un vínculo clave para las futuras relaciones de afecto.
Bajo estas condiciones de apego se manifiesta una extensa liberación de sustancias que favorecen la adaptación, la termorregulación y la lactancia. Los bebés se adaptan mejor, tendrán mejor desarrollo y menos enfermedades (infecciones, ictericia, apneas, etc.). Madres y padres les brindarán mejores cuidados.
No debemos interferir este momento si no es estrictamente necesario. Toda la atención médica rutinaria puede posponerse al menos una hora. Anestesia y cesáreas dificultan este momento, requiriéndose más esfuerzo para el reencuentro. En la lactancia, donde se comparte nuevamente las hormonas del amor en íntima unión, el vínculo se renueva y desarrolla.
El bebé aprende a satisfacer sus necesidades biológicas en un ambiente de amor (muy útil en el despertar sexual) y se asegura el buen cuidado de una madre dispuesta a contenerlo y educarlo en los importantes primeros años de vida.
Una historia de vínculo positiva, se asocia a apegos seguros en la infancia. Los bebes con apegos inseguros tienen mayores probabilidades de dificultades en sus relaciones adultas.

Algunas palabras Finales

1.- El vinculo madre-bebé es un proceso continuo en la vida. Las circunstancias aisladas donde no se han dado las mejores condiciones para su expresión, siempre pueden recuperarse.
2.- En el vínculo madre-bebé se define gran parte de lo que somos como personas y como sociedad. La desigualdad social y de género en nuestro país, donde un 70% de los niños sufren maltrato, violencia intrafamiliar y delincuencia, nos muestran un alto grado de violencia social, y nos obligan a mirar y revisar atentamente como estamos cuidando la formación y desarrollo del vínculo.
"Pongamos amor al nacimiento para que nazca el amor."

Extraído charla Neonatólogo Raúl Ortega W, Noviembre 2008.
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3 comentarios:

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